A la hora de pedir un préstamo hay muchas variables a tener en cuenta y que pueden suponer ventajas o desventajas dependiendo de la situación en la que se den. Aún así hay cuatro puntos clave a mirar a la hora de contratar un préstamo: Interés TAE, comisiones, consecuencias por retraso y vinculaciones con otros productos.
Antes de nada lo más importante es asegurarte de pedir únicamente la cantidad de dinero que necesites, ya que un préstamo mayor de lo necesario puede suponer un esfuerzo considerable en su devolución.
El interés TAE, que significa Tasa Anual Equivalente, es un indicador con tres factores para saber cuánto cuesta realmente una financiación. Por un lado está el TIN o tipo de interés nominal, que es el beneficio que se lleva el banco por conceder el préstamo, se expresa como un porcentaje y, cuánto más barato, mejor para tu bolsillo. Luego están las comisiones que pueden ser de apertura, estudio o cancelación. Y, por último, el plazo de amortización de la deuda, y que al ser largo aumenta los intereses pero baja las comisiones y viceversa.
Después has de mirar las comisiones ya que, sin tener en cuenta su impacto en el TAE, pueden suponer una inversión inicial que complique la adquisición del préstamo.
Las consecuencias por retraso se especifican en el contrato y dependen de la entidad financiera. Sin embargo, existen unos intereses de demora que, por ley, no pueden superar en más de dos puntos los intereses que ya existían.
Y por último las vinculaciones con otros productos. En algunas ofertas, las entidades aprovechan para colocar otros de sus productos financieros como tarjetas para, haciendo más atractivo el préstamo, conseguir una fidelización al banco en otras áreas. Hemos de tener en cuenta estas vinculaciones para que en la suma total no salgamos perdiendo.